ATENTADO TERRORISTA EN LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA

Ya sabéis que uno de nuestros sacerdotes, Daniel, está en Pamplona acabando su Tesis Doctoral. Esta mañana ha podido vivir en primera persona el desagradable episodio de un nuevo atentado terrorista que, gracias a Dios, no ha ocasionado ninguna víctima mortal. Tan sólo una veintena de estudiantes y personal de la Universidad han resultado heridos de cortes o trastornos ocasionados por la explosión y su onda expansiva, pero prácticamente todos están ya dados de alta.

Daniel estaba estudiando en su mesa de la quinta planta del Edificio de Bibliotecas, justo enfrente del parking donde ha explotado un coche a las 10'55 de la mañana. A las 9'30 uno de los compañeros de Daniel no ha podido aparcar ya en ese aparcamiento, por lo que ya debía haber sido colocado el coche bomba.

Tras una detonación fuera de todo lo experimentado hasta ahora, que ha tirado libros y apuntes que estaban sobre las mesas, han identificado enseguida el lugar del hecho. Los cristales de los edificios colindantes se han reventado, pero no los de la Biblioteca, más moderna y con un sistema de grandes ventanales de seguridad que no se han afectado.

A los 15 minutos de desconcierto, en que los coches de alrededor iban explotando, la policía los ha desalojado del Edificio, teniendo que dejar todas las cosas como estaban. A las cinco de la tarde, han podido recuperarse los coches que han quedado en los aparcamientos. Mañana se reanudarán las actividades de la universidad y se podrá volver a los edificios de la Universidad.

Otra vez debemos dar gracias a Dios por lo que no ha llegado a pasar en una universidad donde se mueven miles de personas a diario. A nuestro Daniel, que casualmente llevaba encima la cámara de fotos que utiliza para esta página web, ya le ha pasado el susto y ha querido colgar alguna de estas instantáneas de algo absolutamente anormal que espera no volver a experimentar. Rezamos por los heridos y por la paz en Navarra, en el País Vasco y en el resto de España. Que Dios mueva los corazones tan sólo hacia la paz. 

Completamos la minicrónica del atentado con la referencia del acto de repulsa por el atentado de ayer que hemos vivido ahora mismo, hace media hora, en la plaza de los Edificios de Ciencias Sociales del Campus de Pamplona. Ha sido muy emocionante en su simplicidad. Es curioso y siempre será así.

A la barbarie y a la torpeza de la sinrazón nosotros contestamos siempre con la aparente paradoja de la razón y la fe en el hombre guardando silencio. Al ruido de bombas, silencio contundente de protesta; al mal, aparente fragilidad de una contestación pacífica que parece no servir de nada. Y al final un aplauso que es un anhelo y una propuesta de intenciones, pero que tiene más fuerza que toda la dinamita del mundo. 

Siempre será así: parece que la razón y la fe hacen menos ruido y juegan con desventaja, parece que el mal y el daño directo es mucho más contundente y más eficaz, y sin embargo, hemos reunido en cinco minutos de oración y silencio el compromiso de todo el trabajo, de todo el empeño, de todas las intenciones de servir al bien y a los demás, en vez de tratar de conseguir nuestros objetivos por procedimientos aparentemente más directos, pero injustos. No a la violencia siempre, sin excusas. La violencia es el fracaso de cualquier proyecto y lo deslegitima de modo absoluto. 

Nosotros sólo hemos contestado callándonos, pero hemos construido más con ese silencio cargado de servicio y de verdad que con el aparato más brutal y activo, pero lleno sólo de mentira y de injusticia. El bien callado podrá al mal aparentemente aplastante. La verdad es una niña pequeña que hará caer al gigante de la mentira y de la ambición. Recemos por la conversión de todos los que atentan, de cualquier modo y en cualquier lugar, contra la dignidad de las personas.