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CARTAS PARA PENSAR
 

 UNA NUEVA CUARESMA 

Queridos amigos de la Parroquia del Rosario:

Una vez más me asomo a vuestra “ventana virtual” para compartir alguna reflexión, fruto de las preguntas que nos hacemos todos los que intentamos seguir los caminos de Jesucristo en este momento de la historia. ¿Es posible ser cristiano hoy? ¿Qué significa vivir la fe? ¿Cómo anunciar a Jesucristo en nuestro mundo?Son algunas de las cuestiones que todos los miembros de esta gran familia eclesial nos hacemos con frecuencia y no siempre sabemos responder.

Este año 2009 tiene un especial color de ceniza, gris, como si fuera una gran Cuaresma. La realidad de millones de personas que pasan hambre en el mundo, la situación de quienes sufren la violencia, la crisis ecológica global, la tan cercana amenaza del desempleo,… son manifestaciones  sociales de una ceniza que enturbia los colores de la creación, en los que “vio Dios que todo era bueno”.

 Hoy no todo es bueno, ni justo, ni equitativo.  El Papa nos recuerda este año la práctica del ayuno como expresión penitencial. Un ayuno que cientos de millones de personas viven doce meses al año. Un ayuno que los desempleados viven cada día. El ayuno cuaresmal es más que la renuncia a unos alimentos. Es una actitud de vida que nos vincula especialmente a los empobrecidos y, que nos hace descubrir las llamadas de Dios en ellos, ya que “lo que hayáis hecho a mis hermanos pequeños me lo hicisteis a mí” (Mt 25).

 
 El ayuno es anuncio de un mundo donde todas las personas puedan comer varias veces al día, donde cada hombre y mujer sea tratado con igual dignidad, donde niños y niñas puedan jugar e ir a la escuela, un mundo donde exista la paz y se respete el medio ambiente. La renuncia a unos alimentos, la atención a los medios de comunicación, la participación en iniciativas sociales que buscan el bien común o la búsqueda de una mayor relación con personas empobrecidas… pueden ser algunos gestos de ayuno cuaresmal. ¿Y Dios? ¿Dónde está? ¿Se ha olvidado de nosotros? ¿Nos ha dejado de su mano? ¿No son los pobres sus predilectos? Con frecuencia nos repetimos éstas y otras preguntas parecidas. En el tiempo de la ceniza y del ayuno le buscamos con más ansias, como buscamos “ríos de leche y miel” y también le pedimos responsabilidades, como si fuera ajeno “al clamor de su pueblo”. A Dios le descubrimos, junto a Moisés, a lado de los que sufren la esclavitud; también Le encontramos, junto con Isaías y Jeremías y otros tantos profetas, llamando a la conversión y a la vida auténtica a quienes se han apartado de Él; está en David y en tantos otros, admirados y agradecidos por la obra de la creación y de la historia; de un modo especial está en las primeras comunidades que reciben el mandato de Jesús de anunciar a todos el Evangelio; san Pablo hará realidad el anuncio hasta los confines del orbe conocido. Pero también Le descubrimos en la Historia cuando Francisco de Asís entona el Cántico de las Criaturas y llama a un estilo de vida austero y entregado; o Bartolomé de las Casas y los primeros misioneros de América que gritan y claman por los derechos de los indígenas masacrados; José de Calasanz “inventará” la escuela gratuita como lucha por los derechos y oportunidades de los niños más pobres; Vicente de Paúl sale a la calle para socorrer a los más necesitados. En tiempos más recientes encontramos a Teresa de Calcuta, Martin Luther King, Gandhi, y tantos más que son rostro, manos y pies de un Dios que se hace uno con la situación y el destino de la humanidad. De un modo privilegiado está presente en Cáritas, en “las Conferencias”, en Manos Unidas y en miles de instituciones y asociaciones que trabajan por la solidaridad y el bien común.Dios se hace Palabra en Jesucristo, es su mayor Palabra de Vida y Salvación. Pero también descubrimos su Palabra en aquellos que transparentan su rostro y su amor por los más necesitados. Éste puede ser nuestro ayuno cuaresmal: ser Palabra de Dios para los otros. Todos podemos serlo, todos estamos invitados a serlo. Ser reflejo de Dios con los vecinos, especialmente con el que está enfermo; ser signo de Dios con los familiares, especialmente con quien las relaciones no están muy bien; ser testigo de Dios con los amigos, especialmente con ese que se ha quedado sin empleo… ser Palabra de Dios, aunque sea pequeña, limitada o como un balbuceo. Él seguro que la fecunda y la hace germinar. También cada grupo y toda la parroquia está llamada a ser Palabra y Signo de Dios de cara a nuestro barrio de la Almozara. ¿Cómo podemos ser, esta Cuaresma, Palabra de Dios en nuestro entorno, en nuestro barrio y en nuestro mundo?Con mucho cariño. Os llevo en el corazón.Santi  
 
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