Menu
Sínodo de los Obispos
Los Mosaicos de Rupnik
Textos fundamentales y Catequesis del Papa
Plan de Pastoral
Noticias de la Archidiócesis
Horarios Misa
Galería de Fotos
Actividades parroquiales
Despacho Parroquial
Responsables
Actividades
Correo
Noticias ACI Prensa
RECURSOS
Fotos

Debe tener habilitados los applets Java para ver las noticias de Zenit aquí.
Crear opinión, crear persona
 

VUELTA AL FRANCISCANISMO RADICAL 

Los jóvenes del noviciado de Spoleto de los hermanos menores franciscanos están viviendo una experiencia de fraternidad y de misión muy impactante en una de las ciudades del norte de Italia que quedó destruida por el terremoto del mes pasado. En turnos de cinco o seis por semana, se alternan para la animación espiritual del campamento que acoge unos dos mil habitantes de la capital de los Abruzzos que tuvieron que dejar sus casas por el terremoto, en tiendas de campaña que se han dispuesto en la Plaza de Armas en L'Aquila.  

 

 
 Allí se ha preparado una capilla en la tienda blanca del Ministerio del Interior: bajo el crucifijo, al pie del altar, en un ladrillo desprendido de una casa siniestrada, se encuentran las palabras ya dirigidas a San Francisco: "Repara mi casa". "La agente ofrece una acogida muy calurosa -explica Giovanni Brunzini de Iesi-. Se alegra de nuestra presencia aquí". "En la capilla hay un horario fijo de oración con las celebraciones de Laudes y Vísperas y la Eucaristía cada día", señala Davide Droghini di Fano.  "En el ámbito más asistencial, nos ocupamos de distribuir las comidas a los enfermos que no pueden acercarse al comedor, lo cual se convierte en un modo de contactar con las personas y conocerlas", añade. El mismo convento de los franciscanos menores de la ciudad ha quedado gravemente dañado por el terremoto; varios postulantes sufrieron heridas. Uno de otra fraternidad quedó literalmente hundido con su cama entre los escombros con la única ayuda del colchón para amortiguar el golpe, el pasado 6 de abril. Al revivir el trauma de aquella noche, Fray Raniero afirma, con una sonrisa que tarda en llegar a su mirada: "El hermano terremoto nos ha dado una lección de vida muy fuerte". Lo que se está viviendo ahora "es una experiencia de franciscanismo radical con una referencia a la esencialidad más absoluta". Esencialidad que se manifiesta no sólo "en las relaciones humanas, vividas en el campamento con extrema inmediatez, sin filtros", sino también en aquel sentido de "desprendimiento que Francisco identificaba con la pobreza", desprendimiento "de las cosas y de la voluntad, de los espacios materiales y del tiempo, de los hábitos de la vida". El terremoto ha supuesto "una irrupción de la realidad tan fuerte, que nos quita el apego a nuestro pequeño mundo para estar más cerca de la verdadera vida".    
 
< Anterior   Siguiente >