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Año jubilar 2025. "Peregrinos de esperanza"
 

 

 


 

Evangelio
 

según san Juan (21,1-19):

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar.»
Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo.»
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?»
Ellos contestaron: «No.»
Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.»
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor.»
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger.»
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice: «Vamos, almorzad.»
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»
Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.»
Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Él le dice: «Pastorea mis ovejas.»
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.» Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió: «Sígueme.»

Palabra del Señor
 

San Gregorio Magno (c. 540-604)

papa y doctor de la Iglesia

Homilías sobre el Evangelio, nº 24

“Al clarear el día, se presentó Jesús en la orilla del lago"

El mar es el símbolo del mundo actual, agitado por la tempestad de los asuntos y la marejada de la vida caduca. La orilla firme es la figura del reposo eterno. Los discípulos trabajan en el mar ya que todavía siguen en la lucha contra las olas de la vida mortal. Pero nuestro Redentor, está en la orilla pues ya ha superado la condición de una carne frágil. Por medio de estas realidades naturales, Cristo nos quiere decir, a propósito del misterio de su resurrección: “No me aparezco ahora en medio del mar porque ya no estoy con vosotros en el bullicio de las olas”. (Mt 14,25) Por esto dice a los discípulos: “Cuando aún estaba entre vosotros ya os dije que era necesario que se cumpliera todo lo escrito sobre mí...” (cf Lc 24,44) De aquí en adelante, ya no estaba con ellos de la misma manera. Estaba allí, apareciendo corporalmente a sus ojos, pero...su carne inmortal distaba mucho de sus cuerpos mortales. Su cuerpo en la orilla, cuando ellos todavía navegaban por el mar, indica bien a las claras que él había superado aquel modo de existencia, pero que no obstante estaba con ellos.

 Leer el comentario del Evangelio todos los días de la semana  aquí

Salmo del Domingo ¡Su bondad permanece siempre con nosotros! (Salmo 30)

R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/.

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante,
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo. R/.

Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/.

Reflexión

El salmista entona una acción de gracias porque el Señor le ha librado de la muerte y nos invita a recordar las huellas que Dios ha dejado en nuestra vida  y a apreciar los secretos caminos de su Providencia, que nos asocia a la obra redentora de su Hijo a través, en ocasiones, del misterio del dolor y del sufrimiento, pero como dice el salmo, esas pruebas y tribulaciones  son transitorias, como el enfado de nuestro Padre,  mientras que su bondad permanece  siempre con nosotros. Como dice el salmo “al atardecer nos visita el llanto; por la mañana, el júbilo”, con la luz del día renace la alegría y bienestar. El salmo también nos lleva a meditar sobre las analogías y diferencias entre la salvación y la sanación. La salvación es eterna, mientras que la sanación del cuerpo es temporal. Jesús, cuando le presentan un paralítico le sana primero el alma: “Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados”. El Señor nos anima a la adhesión y al abandono en sus designios de salvación, a confiar en Él aún en los momentos más duros, que quizás ahora estamos viviendo. De este modo, el Salmo nos muestra que nunca debemos dejarnos arrastrar por la oscura tentación de la desesperación, aunque parezca que todo está perdido, como tampoco hemos de caer en la falsa esperanza de salvarnos por nosotros mismos, con nuestros propios recursos. Es otra tentación que nos asalta en los tiempos de salud y bienestar, por lo que deberíamos  ver en las pruebas una invitación de Dios a la humildad, a que reconozcamos que sin Él no somos nada, y a pedirle sin cesar, con humildad, la ayuda de la gracia divina para vencer la tentación de la soberbia y la autosuficiencia. Descentrémonos de nosotros mismos y pidamos a Dios por los demás. La fuerza de la oración es infinita. Pedir la salvación del mundo entero y de los que nos rodean, y Dios, por añadidura, nos salvará y sanará.

Amen

Gloría al Padre, Gloria al Hijo y Gloria al Espíritu Santo

 


AVISOS MISAS DOMINGO 4 MAYO

HOY COLECTA 1º DOMINGO DE MES PARA LA PARROQUIA,

·        GRACIAS POR LOS 886 € DE COLECTA PARA CÁRITAS DEL DOMINGO PASADO.

·        EL DOMINGO 11 DE MAYO A LAS 5 DE LA TARDE ES LA ORACIÓN DE PASCUA DE NUESTRA VICARIA QUE PEREGRINAREMOS AL TEMPLO JUBILAR DE S. JUAN DE DIOS.

·        EL PRÓXIMO VIERNES 9 DISFRUTAREMOS DE UN TIEMPO DE MÚSICA Y ESPÍRITUALIDAD A LAS 19:30 H EN EL ROSARIO, ANIMAROS.

·        TENÉIS LA INFORMACIÓN ECONÓMICA DE LA PARROQUIA Y LA INFORMACIÓN DEL XTANTOS CON OCASIÓN DE LA DECLARACIÓN DE LA RENTA.

·         FELIZ DÍA DE LAS MADRES.

PODÉIS LEER LA HOJA DIOCESANA ADJUNTA O LEERLA EN ESTE ENLACE: https://app.box.com/s/pokwt6ov1l9e2kusk03nstp86f9ufikc

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FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN

 




 

 

 
   

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