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Crónica de un encuentro misionero, por Antonio González

 

Viaje a Zimbabwe

Del 6 al 20 de enero he tenido la ocasión de visitar a mis compañeros misioneros que trabajan en Gokue y Huange, dos diócesis confiadas al cuidado pastoral de dos misioneros españoles. D. Ángel Floro, natural de Albacete, obispo de Gokue desde el 20 de noviembre de 1999 y D. José Alberto Serrano, natural de Zaragoza, nombrado obispo de Huange el 5 de diciembre de 2006 y consagrado obispo el 3 de febrero de 2007. Pronto celebrará su quinto aniversario.
El motivo de mi viaje ha sido participar en el VII Encuentro continental de los misioneros del Ieme (Instituto español para las misiones extranjeras) del que soy miembro, que se hace cada cinco años y al que asisten representantes de los países africanos donde trabajamos: Mozambique, Zambia, Togo y el país anfitrión, en este caso Zimbabwe.
Durante cuatro días, los diecinueve misioneros presentes, hemos valorado el trabajo que se realiza en los diferentes países, hemos estudiado aspectos del documento postsinodal Africae munus (=El compromiso de África), la realidad de las sectas y grupos religiosos no cristianos y algunos temas como el trato dado a los ancianos, la hechicería, el valor otorgado a la mujer y África como pulmón espiritual para occidente. Todo en un ambiente de fraternidad y apoyo mutuo. He tenido ocasión de participar, los dos domingos de enero que he estado allí, el 8 y el 15, en las eucaristías de cuatro comunidades. He podido percibir lo que decía el Papa Benedicto XVI a la Curia romana el pasado 22 de diciembre, -recordando su reciente viaje a Benín-,  la alegría de vivir la fe que tienen los africanos, que la expresan en sus cantos, en el ritmo que imprimen a sus movimientos, en sus ojos brillantes, en sus gestos. Y he pensado que los cristianos de África, a pesar de sus múltiples problemas, han comprendido perfectamente que Dios les ama y que quiere que sean felices por encima de todo y que tienen mucho que enseñarnos a los cristianos de Europa que adolecemos de falta de fe, de cansancio o de tedio.   

 

 

 
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